Para ejercer la escritura, el primer consejo es leer mucho. La lectura permite ampliar el vocabulario, desarrollar la imaginación, el sentido crítico y la creatividad. En este caso, la lectura de poesía servirá para adentrarse en el género y conocer todas sus características.

El autor, para comenzar con sus primeros poemas, puede centrarse en un sentimiento: amor, odio, celos, felicidad... Debe dejarlo fluir, sentirlo, dejar que se apodere de él y luego pensar en lo que le ha pasado, en cómo se ha sentido, qué le ha sugerido.

Solamente en el momento en que se sienta con ganas, debe tomar lápiz y papel y escribir cuanto le ha sugerido el sentimiento en el que el autor se quiere enfocar. Debe escribir sin miedo y sin tapujos qué es lo que ha experimentado.

En algunos momentos, los sentimientos no pueden expresarse a través de la palabra. Si el escritor se encuentra en esa situación, puede comprarla con algo, dejar volar la imaginación y escribir.

Una vez que el autor tenga escrito en poema, es bueno leerlo en voz alta, ya que así podrá darse cuenta si hay algo que no llega a gustarle y de desearía modificar. Debe hacerlo y mejorarlo y, una vez que considere que lo tiene terminado, no debe retocarlo más.

Si en el proceso de la escritura se colapsa y no sabe cómo continuar, no debe escribir más. Es mejor guardar aquello que se ha escrito y no pensar más en ello. Puede volverlo a retocar cuando esté inspirado.

El autor debe ser fiel a sus ideas. Debe escribir con convicción no solamente en momentos de inspiración.

 

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